Mujer de mente afilada y un cerebro dotado para los números, Lydia Slaughter conoce todos los juegos para divertir a los hombres tanto dentro como fuera de la cama. Desesperada por conseguir el dinero que le dará la libertad, ha decidido desplumar a Will Blackshear, héroe de Waterloo y poseedor de una jugosa agenda de juego. Él no tarda en caer a sus pies pero ella se esfuerza en mantener las distancias, hasta que descubre que una alianza sería lo más conveniente para ambos. Su trato, conlleva sin embargo riesgos insospechados, pues una mala mano podría hacer que sus corazones arriesguen aquello por lo que ninguno de los dos está dispuesto a apostar: el amor.
Lydia
Slaughter tiene un don para los números y lo emplea en los juegos de cartas
para conseguir lograr su independencia y empezar de nuevo sin depender de nadie. Will Blackshear, un ex soldado de Waterloo que
debe cumplir con una promesa y necesita dinero rápido. Will y Lydia se
enfrentan en las mesas de juego y en el amor, lo que tiene claro es que unidos
en el primero lograrán antes lo que buscan, con respecto a lo segundo ninguno
lo sabe con claridad.
El
segundo libro de esta trilogía tiene de protagonistas a Lydia y Will, dos
personajes distintos o por lo menos no es tan habitual encontrarlos en novelas
de este tipo. Ni él es el típico duque/conde/barón… con dinero a raudales y magnetismo
con las mujeres y ella no es la damita inocente con posición social.
Empecemos
por Will. Él es el segundo hermano de una familia sin títulos y que se decide
por una carrera militar, a su regreso le obsesiona cumplir con una promesa, las
cicatrices de la guerra están presentes pero no le impiden seguir su objetivo.
La manera de conseguir dinero rápidamente pasa por apostar a las cartas. Will es
un caballero por mucho que lo niegue y su trato a Lydia lo demuestra, además es
bastante leal, su carácter le hace poner por delante el bienestar de los demás
que a si mismo. No es el hombre atractivo, mujeriego y con posición, Will tiene
su encanto, vive bien pero sin lujos pero su pasado en el ejército lo ha tocado,
hay algo que nunca podrá olvidar. Todo esto no desluce su personaje, me ha
parecido más real y su carácter me ha gustado aún con alguna cosilla en la que
le faltaba sangre en las venas.
Lydia
es un personaje bastante más complejo que Will, por lo menos me ha costado “entenderla”
la autora no la abre en canal como lo que hizo con Will, cuenta por encima ese
pasado fallido. Su carácter es más frío y distante y es normal teniendo en cuenta
cómo ha sido su vida hasta ese momento. Lydia no es la típica protagonista, llevada
por las circunstancias se introduce en el mundo de la prostitución y luego se
convierte en cortesana. Lydia es una mujer inteligente, fuerte y decidida
aunque en su momento una debilidad la llevase a castigarse y llevarla hasta
donde está. Me ha gustado su personaje aunque le faltaran cosas que dejar mejor
explicadas del pasado y sus sentimientos.
Me
ha gustado el tema de las cartas como nexo para unir a los protagonistas pero
creo que a la autora se le fue bastante la mano, quizás por eso me gustaba más
Will que Lydia porque ésta me superaba con las dichosas cartas y sus
probabilidades. ¡Qué turra con las cartitas!
Me
ha gustado la novela porque en su forma es original, no tenemos a protagonistas
de color de rosa, él es un hombre trastocado por su paso por la guerra y ella
una mujer que cae en el mundo de la prostitución. No hay nada de cuento de
hadas, cada uno lleva una mochila a la espalda e intenta encontrar su camino, el
nexo en común serán las mesas de juego y los sentimientos que surgirán con su
acuerdo.
La
relación de pareja está bien pero creo que la frialdad inicial de Lydia en la
mayoría de las veces quitaba el encanto, sin duda Will era el que tiraba más en
la relación, aunque me ha gustado el descaro de Lydia y que no fuese la típica
mojigata. Sin duda la pareja era el yin y yang.
En
general, la novela me ha gustado por lo mismo que la anterior, su realismo y
sus característicos personajes, quizás si no se hubiese extendido tanto en el
tema de las cartas me hubiese gustado más porque hubo muchas páginas dedicada a
ello que no me aportaron nada.
Pues nada, lo de siempre, han dejado de publicarla y me quedo con el tercer tomo sin traducir.